sábado, 8 de septiembre de 2012

Burlando a los organismos reguladores

Uno de los métodos que Madoff utilizó para cubrir tan grande fraude fue hacer que su compañía llevara dos libros de contabilidad. En uno ellos se mantenía la información falsa que mostraba a sus inversionistas, de esta forma estos últimos sólo veían imponentes ganancias. Mientras que en el otro libro contable era registrada la documentación con las pérdidas  reales generadas.

A pesar de haber recibido denuncias y alertas en los noventa, la Security and Exchange Comission (SEC) sólo intervino la compañía en 1992, sin descubrir ningún aparente procedimiento ilegal. Más denuncias surgieron en 1999, así como fueron realizados una serie de reportajes contra sus métodos en 2000 y 2001, ante lo cual la SEC decidió no tomar medidas. Es más, cuando las  autoridades le pedían información y rendición de cuentas éste respondía diciendo que no se los proporcionaría puesto que su secreto era como el de Coca-Cola. Quedaba demostrada así una ausencia de regulación estatal, tal como el mismo "Bernie", como era conocido en Wall Street, una vez comentó:
"(..) nadie se molestaba en hacer algunas preguntas simples." (Madoff:2009)

Una de las principales razones por las que no fue descubierto con anterioridad fue que, sus clientes, no se encontraban interesados en investigarlo a pesar de la incredulidad de los analistas del sector. Esto se debía a que los atraía con las altas tasas de rentabilidad que proponía, llegando a un promedio de 10.5% anual a largo de 17 años. 

Además, el que Bernard Madoff sea gestor de sus inversiones tenía de por sí una cuota de prestigio. Respaldado por su exitosa trayectoria en el sector de valores y un estilo de vida tranquilo tanto menos extravagante que sus colegas, a pesar de darse ciertos lujos, Madoff inspiraba gran confianza, aún cuando este pionero de las transacciones electrónicas les negaba a sus inversionistas un acceso digital a sus cuentas. Incluso algunas veces optaba por rechazar inversionistas, es así que con gran cautelo hacía su estafa más creíble y duradera. 



Referencias

El País



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